Lo he dado todo por ser quien soy, a pesar de todo y por encima de cualquier cosa.
Nunca supe realmente hacia dónde iría; he ido improvisando, teniendo como brújula el corazón. He cargado con ese precio… mi poder y mi castigo, el mapa de mi vida; la condena de mi libertad.
He tenido una vida de la que estoy muy orgulloso, bajo la protección de Dios y la bendición de mi madre. Si vuelvo la mirada atrás, puedo ver que he tenido de todo y en justa medida.
Esta noche solo quiero agradecer por todos los caminos que he podido recorrer siendo yo, siendo Carlos, el niño, el hijo… y hoy, el padre.
Si de algo estoy seguro, es que mi Señor me ha bendecido mucho. De Él he recibido todo cuanto he pedido y me ha librado de tanta oscuridad que existe en el mundo. Ha sido más que bueno conmigo.
Gracias Dios, gracias vida, por esta noche, por la oportunidad de estar aquí, por el privilegio enorme de respirar, de amar, de tener un techo, una familia que me ama, por este espacio en el universo. Gracias.
¿Qué puedo decir del mañana? Solo una cosa: protegeré siempre a los míos y daré la cara con orgullo para salvaguardar este maravilloso privilegio de la responsabilidad. Que la magia de guiarme con el alma nunca se me escape de las manos.